El Decrecimiento en Radio Nacional de España

Algo sin duda se mueve. No es posible discernir, tan lejos del objetivo y con tantos pasos aún por darse, su magnitud. Pero está claro que se mueve. Hace unos días contactó con nosotras la cadena pública de radio desde su sede en Zaragoza. Ideaban un especial sobre decrecimiento y querían hablar con nosotras para que les contáramos qué haciamos, quiénes éramos y cuáles eran nuestros fines, así como diversos aspectos sobre la teoría del decrecimiento. 

 

No sabemos a ciencia cierta en que quedará el documento. La acogida por arte del ente ha sido muy grata. Sin embargo, de la hora larga que hemos estado en amigable charla, tan sólo se integrarán seis o siete minutos al documento definitivo, ya que individualidades de otros sectores han sido invitadas a hablar del mismo modo en que lo hemos sido nosotras. De cualquier manera, una vez tengamos una copia del mismo, os daremos la oportunidad de escucharlo y confeccionar vuestra propia opinión al respecto.

Aún así, hoy en los estudios de Radio Nacional de España en Zaragoza se han podido escuchar los nombres de Nicolás Georgescu Roegen y de Ivan Illich, tradicionalmente excluidos de la intelectualidad por la ideología dominante; se ha nombrado a Taibo y se ha recomendado un libro de Latouche; se ha explicado por qué no se podía crecer de forma ilimitada en un planeta finito, qué era el efecto rebote o cómo podía repartirse el trabajo para que pudiéramos trabajar todas. Se han enunciado valiosas experiencias de aplicación práctica del decrecimiento como las asociaciones de madres lactantes o las cooperativas de consumo. Se ha incidido en la necesidad de impulsar el sector de los cuidados, tan invisible para la economía actual como el medioambiente, reduciendo la dimensión de aquellos otros sectores mucho más punitivos para el entorno. Se ha revalorado el papel de las relaciones sociales en el desarrollo de una existencia satisfactoria. También, como no, se ha reclamado una desaceleración en nuestros ritmos vivenciales. 

Hemos estado tan sólo una hora. En el tintero seguro se nos han quedado un sin número de sensaciones, documentos, libros, chascarrillos, emociones... pero lo que es preciso aquí resaltar es que parece claro que estamos comenzando a fraguar ese mundo nuevo, que todas llevamos en nuestros corazones, y en el que seguro seremos más felices.